Los actores involucrados

La pandemia por COVID-19 ha generado una crisis sanitaria, económica y social a nivel mundial. Una de las primeras medidas tomadas por los países para abordar la emergencia sanitaria y el control de la propagación de la enfermedad fue el cierre de los establecimientos escolares, poniendo en suspenso los procesos de educación presencial en casi la totalidad de los países de América Latina y el Caribe por períodos extensos de tiempo. Esto afectó a alrededor de 150 millones de estudiantes del sistema escolar (preprimaria a alta secundaria) de la región y se prolongó por períodos muy largos, alcanzando hasta dos años académicos de interrupción en algunos países.




  • ESTUDIANTES: La población estudiantil desde la preprimaria a la secundaria alta de cada país (más de 148 millones de estudiantes en la región), el 96% de esta población (aproximadamente 143 millones de estudiantes) fue afectado por la interrupción de la educación presencial por al menos un año académico (40 semanas) y el 40% de ellos (más de 60 millones de estudiantes de nivel escolar) por dos o más años académicos de ausencia de clases presenciales parciales o totales (80 semanas o más). Durante los períodos más críticos de confinamiento y de cierre de las escuelas, la gran mayoría de los países establecieron medidas de continuación de estudios a distancia. El uso de medios digitales y de Internet se convirtió en una vía privilegiada para la continuación de las actividades educativas, así como de otras actividades de la vida cotidiana. Sin embargo, en este proceso de transición a la educación a distancia a través de medios digitales se enfrentaron desafíos importantes identificados a partir de estudios cualitativos y conversaciones con estudiantes (CEPAL/UNICEF, 2021). El primero se refiere a la falta y desigualdad en el acceso a Internet y a dispositivos tecnológicos, que como se discutirá más adelante en este documento es crítico, pero es sólo el primer paso. Los obstáculos para la transición digital no sólo tienen relación con el acceso a los medios digitales, sino también a la ausencia de competencias digitales y de apoyo familiar en el proceso. Por otra parte, en esta transición hacia una educación a distancia se han evidenciado un conjunto de competencias socioemocionales requeridas para sobrellevarla con las que muchos estudiantes no contaban, como la habilidad de gestionar los propios tiempos, la disciplina y la motivación, entre otras. En tercer lugar, en este proceso de transición a la educación a distancia, la adaptación insuficiente de los métodos pedagógicos al ámbito virtual se identificó como obstáculo, ya que es difícil tener éxito en los procesos de enseñanza a distancia utilizando los mismos métodos pedagógicos que se utilizaban en la presencialidad (CEPAL/UNICEF, 2021).




  • DOCENTES: En los docentes el impacto también ha sido muy importante, toda vez que, se enfrentaron a un sin fin de inconvenientes, por ejemplo: problemas con la conexión a internet, la necesidad de contar con equipos de cómputo de calidad o más adecuado para el escenario que tenían en ese momento, el incremento en las jornadas de trabajo, así como en algunos casos, el tener que realizar gastos adicionales (de su bolsillo) para hacer frente a sus actividades del día a día.

    Cabe destacar que, muchos docentes y maestros, se vieron invadidos en su privacidad, al dar clases en línea, adicional a que se le dedicaba más tiempo en la preparación de clases, la clase misma, así como en el acompañamiento del estudiante, por no haber presencialidad, le necesidad de estar más en contacto se hizo muy marcada. También una situación que se dio, fue, la alfabetización digital de los docentes. La capacidad de organizar, analizar, y evaluar la información usando la tecnología digital, ya que muchos, no estaban familiarizados con ella y de manera abrupta buscaron la manera de aprender y el lograr un dominio suficiente para atender a su alumnado.



  • AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: Ha sido de las regiones donde esta medida ha durado más tiempo. A pesar de tener en promedio cifras similares de interrupción parcial o total de la presencialidad en la educación a las de América del Norte, con cifras mayores a un año y medio lectivo, en esta última región el cierre fue principalmente a nivel parcial. De acuerdo con datos oficiales publicados por la UNESCO, en promedio los países de América Latina y el Caribe interrumpieron las clases presenciales total o parcialmente por 70 semanas lectivas en el período de febrero 2020 a marzo 2022; es decir, lo equivalente a más de un año y medio académico (el año lectivo va entre 38 y 42 semanas dependiendo del país) e incluso alcanzando hasta dos años académicos de interrupción en algunos países. Esto representa un periodo bastante extendido, más aun considerando que el promedio global fue de 41 semanas.

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